Un año después

El 1 de diciembre de 2006 está fechada mi anterior entrada en este blog. De verdad lamento haber abandonado este espacio que poco a poco iba ganando terreno entre aquellos que creemos en la quijotada de que Cali puede ser más que reggaetón, salsa y tecnocarrilera. Estudiar y trabajar al tiempo es duro, lastimosamente los platos rotos lo pagaron este tipo de esfuerzos.

Bueno, a lo que vinimos. Poco tiempo he tenido de ver la oferta musical (nunca suficiente, aunque siempre interesante) que se presentó en el 2007 en la Sucursal del Cielo.

Rescato el nivel al alza que ha mantenido la Filarmónica. Tuve la oportunidad de asistir al segundo y extraño concierto en bloque con la Sinfónica Nacional en el marco del Festival de Arte. Lo de extraño tiene que ver con el público que abarrotó la Sala Beethoven. A este tipo de acontecimientos suele presentarse la gente que nunca va a los conciertos de temporada, pero no recuerdo ocasión en que haya sido tan manifiestamente ruidoso. Schönberg tenía razón sobre el "valor" acústico del público. Comentarios permanentes, ringtones y de colofón el chillido de un mamífero (perro, hámster?) en pleno Concierto de Gerswhwin.....

Mi impresión es que la orquesta caleña tiene una personalidad musical cada día mas definida, evidente en como se comió a su par del altiplano. Quinta de Shostakovich rotunda y sólida, aunque poco sutil. En la segunda parte, con los atriles locales en primer plano las versiones de Gershwin y Ravel fueron plenas, con swing y un manejo de planos sonoros admirable por momentos.

Payasos de Leoncavallo fue el título lírico escogido para la conmemoración de los 80 años del Teatro Municipal. Versión muy digna y esfuerzo encomiable que alienta la ilusión de contar con una vida lírica de mayor peso en nuestra ciudad. Los solistas cumplidores, el tenor, Larry Bakst con agudos impecables y una línea de canto muy depurada. La soprano, de técnica muy segura, aunque el timbre no sea grato. El joven barítono de menos a más, con una muy bella voz de lírico. Juan Carlos Mera sin duda el triunfador de la noche. Empezó su monólogo con un vibrato importante que le hacía perder afinación por momentos pero una vez entró en calor dio una lección de canto dramático, se notan para bien los años de experiencia. La juventud del coro se hizo pesar por momentos, pero respondió muy bien en la parte actoral.

La orquesta respondió bien a un repertorio que no conoce. Si bien se pudo pedir una lectura mas contrastada, lo cierto es que el maestro Dury supo concertar muy bien el foso y el escenario, sin tapar jamás a los cantantes y acompañando con el aire de un kapellmeister.

El montaje del alemán Patrick Seibert fue de una honestidad que le va muy bien a esta ópera verista. El escenario desnudo del prólogo fue de gran impacto y la sencilla escenografía y la estupenda dirección de actores nos dió una lectura muy brechtiana de ópera tan proletaria.