El Jardín Mágico de Klingsor

2006/09/15

Músicos del futuro

Septiembre 7, Teatro Municipal. Obras de Mozart, Tchaikovsky, Haydn, Nicolai y Brahms.
Después de los dos extraordinarios programas que iniciaron el segundo semestre uno puede pensar que la Filarmónica del Valle ha alcanzado un nivel musical en el cual podemos entrar a discrepar de las corrientes interpretativas de cada director, pero que el cumplimiento con un cierto estándar en la parte técnica está asegurado.

En general esto se confirmó en el concierto de los Jóvenes Solistas, una cita que cada vez se afianza más en el calendario de la orquesta y que se constituye en una vitrina importante de promoción para los jóvenes talentos del país. Antes de revisar lo que allí aconteció, se impone una reflexión: Las dos instituciones formadoras a nivel musical de nuestra región, Universidad del Valle e Instituto Departamental de Bellas Artes han brillado por la ausencia de sus alumnos en estas finales. No creo que en el Valle exista una ausencia de talentos musicales, más bien la historia demuestra lo contrario. Entonces, ¿la formación musical que se brinda en la ciudad de Cali si está a la altura de lo que vemos sucede en otras ciudades?

A lo que se escuchó: Primero, un programa muy bien construido, con obras del corazòn del repertorio (Brahms) a lo más infrecuente por estos lares (Nicolai). Nutrida presencia de un público muy joven, que poco frecuenta los conciertos, algo saludable, aunque en ocasiones eran más sonoros que los mismos músicos, no estaría de más una advertencia antes del concierto respecto a celulares y demás.

El primer solista fue el fagotista tolimense Carlos Felipe Viña, que bordó el Concierto de Mozart, obra amable y de fácil escucha. La suya fue una versión de gran musicalidad, con volumen generoso y sonido cálido y aterciopelado. A la Filarmónica se le da con gran facilidad Mozart, lo que no ocurría a menudo con la antigua Sinfónica. El acompañamiento de Esteban Rojas fue de gran factura y con un estilo perfecto para el carácter pastoral de la obra.

La cellista Ana Isabel Zorro lució nerviosa y la orquesta no le ayudò mucho, pues fue evidente el desajuste al inicio de las Variaciones Rococó. Sin embargo la solista mostró cosas interesantes, como un volumen importante y musicalidad. La orquesta fue de menos a más, aunque faltó mayor delicadeza y equilibrio. Este es un Tchaikovsky más recogido y menos espectacular.

De menos a más también estuvo la prestación de la soprano Alexa Helimet Cortés. Tras un Mozart un punto frío y dubitativo, el aria de La Creación de Haydn (¿Para cuando tendremos esta obra en Cali?) ganó en soltura de la voz y en interpretación. Ésto último fue lo que más abundó en la muy poco frecuente aria de Las Alegres Comadres de Windsor de Otto Nicolai, compositor que mezcla con gran sabiduría el singspiel popular de Lortzing con la italianitá de Rossini. En su tiempo fue el compositor más popular de Viena. La voz de la solista tiene buen volumen, no tiene problemas de registro agudo y su timbre de lírica ligera es muy agradable. Le falta pulir todavía el registro grave (que se adivina generoso) y que la voz no pierda color en los diferentes registros. El acompañamiento orquestal en Haydn fue bastante robusto, lo cual caló mejor en Nicolai.

La segunda parte del programa nos presentó el siempre bienvenido Concierto para violín de Brahms, pilar del repertorio romántico de cualquier violinista. El joven pereirano Pablo Gilberto Hurtado tiene la obra en los dedos, pese a algún desliz menor. Esto ya es mucho decir para un país con tan pocos violinistas de gran nivel como el nuestro. Si le añadimos que tiene la sensibilidad y el lirismo que la obra demandan (la bellísima cantilena del movimiento lento) sabrán ustedes que este joven tiene el potencial para seguir el camino de artistas como Carlos Villa. Lástima que la orquesta hubiera sonado en muchos momentos a gran volumen. Aquí el director se regodeó con el sonido de la orquesta y le faltó estar más atento a su solista y al carácter mismo de la obra, más cercana a las sinfonías intermedias y cuya arquitectura general viene dada por la estructura pentatónica del motivo inicial.

En fin, un concierto grato y que el público disfrutó sobremanera. Personalmente me pareció que lo más redondo fue el Concierto de Mozart, con el Adagio del Concierto de Brahms y el aria de Nicolai en un nivel muy cercano.

Finalmente, ¿si se cierran todas las puertas y ventanas del Teatro Municipal al iniciar los conciertos? Porque últimamente se escucha toda la vida nocturna de Cali en su magnífica acústica a mitad de los conciertos.....

2006/09/06

Heil dir Sonne! Heil dir Licht!

Ha muerto Astrid Varnay.

La Inalcanzable tenía 88 años y falleció en su casa en Munich. Con su muerte se va la última de la que fue la generación del Nuevo Bayreuth (Nilsson, Vinay, King, Windgassen, Hans Hotter).

En un fragmento de Elektra, con Leónie Rysanek:



Homenaje en El Fantasma de la Ópera, este jueves 7 de septiembre a las 10:00 p.m. por 105.3FM en Cali con la Elektra del Met de Nueva York de 1952.

2006/09/04


Esplendor Francés
Agosto 18 de 2006, Teatro Municipal. Obras de Ravel, Fauré, Martins, Debussy, Bozza y Sibelius.
La Filarmónica parece encontrarse muy a gusto con batutas veteranas, directores que tienen muy claro lo que quieren y que conocen a fondo el repertorio que interpretan. Así había sucedido con Irwin Hoffman, conductor de una espléndida Sinfonía Heroica.

Quince días después nos encontramos con un concierto muy original y coherente, ejemplo de lo que también se ha alcanzado a nivel de programación, construido sobre los ejes temáticos Francia - Clarinete y Peleas y Melisenda.

El maestro Fantapié posee una técnica sencilla, diáfana y clara, de una comunicación directa, con un marcaje del tiempo claro y flexible y con un uso de la mano izquierda con fines de estilo y emoción que sólo puedo calificar de natural

Abrió el programa la Pavana para una infanta difunta en una versión plena de sutilezas, difuminada, delicada, apropiadamente etérea; características que serían fundamentales durante toda la noche. El Pelléas de Fauré fue la primera obra musical que surgió de la obra de Maeterlinck y era estreno en Cali. Su condición de música de carácter dramático fue expuesta sin entrar en exageraciones melodramáticas, resaltando el carácter misterioso de algunos pasajes y dando el brillo necesario a la popular Siciliana.

Con la segunda mitad de la primera parte escuchamos al excelente solista de la noche, el clarinetista belga Bernard Crucifix, quien nos ofreció el estreno mundial de 4 Notas na cidade del compositor de Cabo Verde, Vasco Martins. Obra amable, plena de citas al lenguaje popular, la obra se inscribe armónicamente en el espectro del concierto, con aires impresionistas y modales. La Rapsodia para clarinete de Debussy, completó la extensa, pero nunca larga primera mitad. Esta exquisita miniatura resalta de manera magistral la parte solista y es una pieza habitual del repertorio del clarinete solista. Crucifix fue un solista estupendo, pero la orquesta nos deslumbró por el idiomático acompañamiento, refinado y exquisito.

La segunda mitad se abría con el Concierto para Clarinete de Eugéne Bozza, estreno absoluto en nuestro país. El lenguaje de la obra presenta numerosas afinidades con el del grupo de los seis, o el de autores como Castelnuovo-Tedesco, es decir música tonal sin falsas veleidades de "vanguardia". El solista aprovechó su momento y en un tour de force sedujo al público presente.

El plato fuerte de la noche musical fue la suite de música incidental Pelléas et Melisande de Jean Sibelius; doce años posterior a la obra de Fauré y 3 años a la ópera de Debussy sobre el mismo asunto. Se trata de una obra que capta en el lenguaje personalísimo de su autor el mundo fantástico y hermético del drama de Maeterlinck. La versión de la orquesta, con numerosos pasajes solistas para distintas secciones permitió ver el grado de comunicación del maestro Fantapié con la agrupación. Pocas veces se ha notado más la atención permanente de los distintos instrumentistas para con el director. Para quien esto firma, lo mejor de la noche junto al Debussy.

Sensacional concierto, que evidencia una metamorfosis del sonido fascinante, por parte de la Filarmónica. Pasar de un concierto inscrito en el romanticismo, pleno de un sonido tenso, épico y dramático, un sonido germánico en suma del concierto anterior, a un sonido recogido, equilibrado, cristalino y diáfano según el momento, un sonido francés, sin apenas mayores esfuerzos habla maravillas del trabajo que adelanta la orquesta caleña y que quedó atestiguado en las ovaciones finales por parte de un público embelesado.